¿Nuevos aires para el 2025?

El 2024 cerró sin la aprobación del tan anhelado proyecto de Ley de Financiamiento que presentó el Gobierno Nacional. Con este proyecto de ley, El Gobierno tenía la intención de recaudar una suma considerable de recursos para financiar sus programas sociales; proyecto que al final no tuvo acogida en el Legislativo.
Este revés deja varios puntos de análisis que deben destacarse, así:
- El reto de la coordinación entre el Gobierno y el Congreso:
Para que una reforma de este calibre sea aprobada, el Gobierno y el Congreso deben lograr consensos. Sin embargo, el desgaste político del Ejecutivo fue evidente y, en lugar del consenso requerido para impulsar una propuesta de reforma tributaria, el Ejecutivo cerró todo canal de consenso y terminó empujando el proyecto hacia su final sepultura.

2. Inestabilidad tributaria: un problema recurrente
Las constantes reformas tributarias generan incertidumbre, especialmente para el sector empresarial. Nadie desconoce que el Estado necesita de recursos para su funcionamiento, pero cambiar las reglas de juego con tanta frecuencia genera desconfianza en el aparato empresarial pues genera la impresión que las medidas a implementarse solo persiguen fines recaudatorios para saciar una burocracia. Además, tanto a nivel nacional como internacional, esta inestabilidad afecta la confianza en el país, dificultando la inversión y la proyección financiera a largo plazo.
¿Qué viene para el 2025?:
Es muy probable que en el futuro se presenten nuevas propuestas bajo el nombre de “Ley de Financiamiento”, que no es más que una forma renovada de referirse a las reformas tributarias. Sin embargo, para que este tipo de iniciativas prosperen en el seno del legislativo, será crucial que el Gobierno logre:
✅ Un mayor nivel de consenso y/o articulación con el Congreso.
✅ Medidas tributarias que sean estables en el tiempo y de fácil comprensión y aplicación para los contribuyentes.
✅ Un equilibrio real entre las necesidades fiscales del Estado y la capacidad de pago de los contribuyentes.

El verdadero desafío no está solo en recaudar más, sino en garantizar reglas de juego claras y sostenibles, que permitan a las empresas y ciudadanos cumplir con sus obligaciones tributarias sin verse afectados por cambios constantes y más onerosos en cuanto a cumplimiento de los deberes fiscales.
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